No hace falta entender del todo a Oyasumi Punpun para disfrutar lo que trasmite. Muchas veces nos cuestionamos qué sucede en el trasfondo de las series, en lo más profundo de sus argumentos, y la mayor del tiempo nos quedamos con esa sensación de que no hemos disfrutado plenamente de la obra que acabamos de ver/leer. Y en este caso, me refiero especialmente a los animes y al manga, y aunque se que esto puede llevarse a cualquier tipo de arte, prefiero enfocarme únicamente al medio del que trata este blog, más que nada para no derrapar. Como dije, entender trasfondo y captar los significados ocultos, o referencias, parece ser algo indispensable para un disfrute idóneo en una buena obra de arte. Sin embargo,
en este caso, no estoy de acuerdo.
En Oyasumi Punpun puede que veas una de las tantas viñetas extrañas que hay en todo el manga y te quedes con cara de:
"¿Qué rayos estoy viendo?", y sin embargo, no es como que te hayas perdido algo vital para disfrutar la experiencia. Y es que
Oyasumi Punpun es muy diferente en prácticamente todo. Ya desde el inicio nos lo insinúa con el diseño del protagonista, y si bien decir que la obra es diferente al resto sólo porque Punpun está representado con el boceto infantil de un pájaro es quedarse mucho en lo superficial, lo cierto es que en este caso no estaríamos muy alejados de la verdad, puesto que no estamos hablando de un mero capricho, sino de una estrategia muy hábil. Punpun carece de expresividad facial, porque directamente no tiene una cara. Solamente tiene un pico, el cual es claramente una boca, y dos puntos negros como ojos, y si bien se lo puede ver en varias oportunidades con expresiones que indican felicidad, tristeza, miedo y demás, es obvio que no se puede hacer lo mismo con él (en cuanto a expresiones corporales y faciales) que con un personaje dibujado de manera más "realista". Sin embargo, el maestro
Inio Asano, autor de esta gran obra,
utiliza esto para dejarse llevar, y mostrar su lado más abstracto, demostrando como algo que, en un principio, parece una limitación (un personaje al que no se le puede dibujar con expresiones faciales como tal), puede ser también un modo para experimentar otros modos para expresar sentimientos. Y esta palabra es fundamental:
Sentimientos.
Si bien la historia de Oyasumi Punpun es muy interesante, y los hilos argumentales están unidos de manera magistral,
lo cierto es que todo esto de "la trama" no es más que una excusa, un mero puente para trasmitir lo que en verdad importa en todo esto: Los sentimientos de Inio Asano. Inio Asano, autor de otra obra maravillosa llamada
"Solanin", a la cual pronto le espera una reseña en este mismo blog, siempre tuvo diversos problemas de inseguridad, un desapego hacia sí mismo, y la incapacidad para entender quién era él, cual era su identidad. Incluso llegó a dudar de su sexo, declarando en muchas ocasiones que él se siente, en el fondo, una mujer. Siempre pensó que su vida era un fracaso, y que la sociedad en la que vivía no le ayudaba mucho a motivarse. Todas estas preocupaciones no son parte de una persona ajena a la realidad, de un extraterrestre o de una celebridad que no puede lidiar con sus millones ni con su fama. No, esto es algo que le puede pasar a cualquiera. Y
su capacidad para plasmar los problemas de tantas personas de manera tan cruda en un manga como Oyasumi Punpun, es lo realmente conmovedor. No importa qué quiso decir Asano cuando dibujó a Punpun así o asá, cuando puso tal o cual imagen abstracta, eso solo es un condimento,
la verdadera magia radica en ese vacío en el pecho que sentimos al terminar el manga, porque ha calado profundo en nosotros, y porque nos ha dejado esa extraña sensación de que
ya no seremos los mismos después de leerlo.
No soy tan ingenuo como para pensar que Asano simplemente dibujaba cosas aquí y allá sin sentido alguno.
Lo maravilloso de Oyasumi Punpun es que cada imagen, cada texto, cada momento y cada personaje están magistralmente manejados, y ocupan un lugar fundamental en la obra. Nada está de más, y si bien soy consciente de que no es una obra perfecta, es esa falta de perfección lo que lo hace humano. Se siente real, y aunque nos hablen desde una cultura tan diferente como la japonesa,
podemos llegar a sentir el dolor, el sufrimiento, la inseguridad, el estrés y la depresión en carne propia. Esto es, en gran medida, por lo bien llevado que está el manga, por lo preciso que es a la hora de utilizar los recursos de los que dispone, pero también es gracias a lo bueno que es Asano para transmitir lo que siente, lo que cree, y lo que le ocurre de manera tan directa.
No hace falta que andemos leyendo entre lineas para darnos cuenta de lo que nos está queriendo decir. Evidentemente, no se busca el trasfondo como algo esencial, sino más bien como un agregado, algo que suma, pero no es lo que realmente importa. Lo que realmente importa es todo lo demás, y queda claro en más de una oportunidad.
Leer Oyasumi Punpun es toda una experiencia, es algo muy diferente al resto de obras. Creo que es el Evangelion del manga, es decir,
hay un antes y un después desde Oyasumi Punpun. Es de las obras que más me han marcado, y es por eso que me atrevo a afirmar que Oyasumi Punpun
marca un punto de inflexión, no solo en el manga en general, sino en las personas que lo leen. Muchas veces he visto a gente pidiendo a gritos
un anime de Oyasumi Punpun, y si bien no puedo negar ese morbo que se me genera al pensar cómo sería el anime de una obra como esta, también soy consciente de que no sería lo mismo, y si algo, por más mínimo que sea, cambia en esta obra, ya no en cuanto a la trama o a los personajes, sino a la propia experiencia, estoy seguro de que
se convertiría en el anime más odiado de todos los tiempos.
 |
| Solanin |
Entiendo a la gente que compara a Punpun con Solanin, así como también entiendo a la gente que prefiere a uno sobre el otro. Es muy difícil encontrar gente que guste de ambas. Es casi una norma general que, si te gusta Punpun, entonces no te gusta Solanin, y viceversa, y esto se debe a la naturaleza de los personajes, y al enfoque que toma Asano en cada obra. No es que no se puedan comparar, porque lo cierto es que si que se puede, pero
es muy difícil cerrarse en lo que propone una de las obras y luego aceptar la otra. Hasta diría que es imposible. Muchas veces se habla de que Solanin es mejor que Punpun por su mensaje, por como los protagonistas afrontan la vida de manera más positiva, a diferencia de Punpun, quien suele arruinar todo por culpa de su depresión, inseguridad y egoísmo. Incluso se ha tachado a Punpun como un personaje "poco realista", debido a como reacciona ante algunos sucesos (no me detendré a explicar esto porque tendría que dar ejemplos, y no quiero spoilear, así que léanlo y van a entender a qué me refiero). Sin embargo, yo noto algo muy diferente. Siento que
ambas obras son extremadamente realistas. Está claro que en muchas ocasiones, en ambos mangas, se exageran algunas cosas, pero suele ser, casi siempre, para darle un toque de humor a todo lo que ocurre, porque seamos sinceros,
las partes de humor que hay en Oyasumi Punpun son extremadamente necesarias, son una bocanada de aire para no morir de tristeza.
Oyasumi Punpun es un manga muy pesado. La carga emocional que tiene es inmensa, jamás he leído nada igual. Los personajes pasan por situaciones terribles, las pérdidas que sufren son sumamente tristes, y si bien no parece ser nada de otro mundo (muerte de familiares, rupturas amorosas), son utilizadas de manera muy inteligente para mostrar lo mucho que podemos llegar a sufrir en silencio, sin que nadie lo sepa, y cómo las cosas más típicas de la tierra pueden hundirnos hasta lo más profundo de la miseria, y hacernos sentir que hemos tocado fondo y que jamás podremos levantarnos. Sin embargo, esto tampoco es un capricho. Si bien todo lo que ocurre en el manga parece, en algún punto, exagerado, jamás se siente ajeno a nosotros. Es como si uno, al no conocer la cara de Punpun y verlo representado con un pájaro, se reflejara automáticamente en él. Es aquí donde encuentro el punto clave, y la explicación de por qué Oyasumi Punpun es tan duro: Porque somos nosotros mismos. Cuando lo leemos, no estamos presenciando las aventuras de un héroe para salvar al mundo, o un trío romántico, o el día a día de unos compañeros de preparatoria. No, somos nosotros, son nuestras inseguridades, son nuestros miedos, son nuestros sentimientos expresados por una persona que nos dice: "No estás sólo".
Sé que este manga es muy criticable en varios aspectos (muchas veces el drama parece gratuito y las reacciones de algunos personajes son poco creíbles), a tal punto de que entiendo que alguien le parezca una basura y una pérdida de tiempo.
Sin embargo, en lo que a mi respecta, es el mejor manga que he leído. Fullmetal Alchemist se compartía ese puesto junto con
Claymore, pero es que no hay por donde agarrarlo.
Oyasumi Punpun nos deja una herida en el pecho cuando leemos la última oración, la última palabra, cuando nos damos cuenta que se ha acabado. Y es que todo era pleno cuando lo leíamos. Por fin nos sentíamos comprendidos por alguien. Y al final, parece que eso se ha acabado, pero no. El mensaje sigue ahí:
No estás solo. No importa la pequeño que te sientas, siempre hay alguien que se fijará en ti, y te lo hará saber. Este manga vale cada momento, pero si tuviera que recomendarlo por algo en particular, sería por el tomo final.
Creo que el tomo 13 de Oyasumi Punpn es, hasta ahora, el mejor tomo de manga que he leído jamás. Y con todo y lo pesado que es,
tiene un final tan maravilloso que, ahora mismo, mientras termino de escribir las últimas palabras de este artículo, se me llenan los ojos de lágrimas al recordarlo.
Algo tan bello debería ser leído por cada persona en este mundo.
FIN
Comentarios
Publicar un comentario